--------------------------------------------------------------------------------

Marcos Bianconi


Para que todos me conozcan mi nombre es MARCOS BIANCONI, nací en Capital Federal en 1963 y me fui a vivir a Carlos Paz (Córdoba) cuando tenía 8 años. Empecé a estudiar, me gustaron siempre las motos y los deportes físicos y motores, así que estudie para técnico mecánico. A los 23 años, yo llegaba a Carlos Paz (venia de Mendoza donde trabajaba con la empresa de mi papá), era el 26 de julio del año 1986. Retire mi moto Kawasaki 750 y manejando a una velocidad de 50km/h, repentinamente una ambulancia dobla en “U” para volverse, en ese momento me engancha la pierna derecha y caigo el piso. Al mirarme la pierna, veo que estaba quebrada.

Seguir Leyendo... Estuve internado, y con la pierna enyesada. A las 24 horas llega mi mamá de Mendoza y sin ser médica le dice al doctor que veía que yo tenía la pierna blanca y fría. Ella creía que la pierna no tenía circulación.

Me operan de urgencia por segunda vez, me sacan una vena de la pierna sana y me hacen un bypass. Comencé a tener pulso en toda la pierna pero ya se habían tapado todos los capilares. Después de 10 días colocándome anticoagulantes en la panza, se me produce una gangrena en seco: la pierna se había muerto. Comencé a tener mucha fiebre por la infección de la pierna y allí toman la decisión de cortarme la pierna.
Cuando me dicen la decisión que habían tomado, acepte que lo hicieran porque el dolor era insoportable. Era mi tercera operación. Pero el dolor más grande fue cuando desperté y mi pierna ya no estaba ahí, fue muy duro.

Pase 2 meses en el hospital y había perdido 20 kilos, me enseñan a caminar con muletas pero casi no me mantenía en pie porque la otra pierna me temblaba porque no tenía fuerza.

Mis padres me enviaron a la Clínica Allende, de Córdoba en donde el Dr. Bartolomé me ayuda a cerrar una fistula del muñón. Él me manda a la Ortopedia Alemana para hacerme la pierna. Allí me ven Don Samaria y Gerardo Angarami que en ese momento era mi ortopedista y también me visitaba Mónica Sibila. Me mostraron las rodillas y piernas que tenían, y para mí era todo nuevo ya que me decían que iba a poder hacer de todo y me parecía mentira.

Me hacen una pierna y aprendí a caminar de nuevo. Fue todo un reto, comencé poco a poco a caminar, estuve 20 días aprendiendo a caminar junto a Gerardo Angarami que siempre me daba fuerza para seguir. De ahí salí caminando y volví a Carlos Paz. Allí decidí terminar los estudios y me recibí de técnico mecánico.

Luego de colocarme la prótesis me propuse hacer lo que me gustaba: empecé andar en bici, jugaba al futbol 5 como arquero, jugaba al paddle y como me gustan los motores empecé a armar un jeep 4×4 y corrí mi primer carrera el 6 de diciembre del 1986 a 5 meses de accidente. Salí tercero, esa fue mi primera experiencia. Pero por razones de trabajo tuve que dejar de correr y me fui a trabajar a Mendoza. Conocí a la mujer de mi vida y me casé. Tengo 5 hijos hermosos, los que amo con todo mi corazón.

Un año nos fuimos de vacaciones a Monte Hermoso con mis hijos y alquilamos un cuatriciclo. Cuando regresamos de vacaciones armé mi cuatriciclo. Primero lo usaba para pasear, hasta que corrí mi primera carrera.

Saqué fuerzas de mis padres, hermanos, amigos y familia. Ellos me apoyaron como así también la Ortopedia, en todo.

Corrí el Enduro en el año 2000. Éramos más de 60 cuatriciclos y quede 17, y me dieron el premio al mejor endurista que auspiciaba Honda. Subí al podio y se me llenaron de lagrimas los ojos, y me dije por dentro “puedo, no lo dudo”. Así comenzó mi carrera compitiendo en cuatri.

Mi vida entera dio un vuelco total, aprendí a vivir, aprendí que la vida es hermosa, sólo hay que saber vivirla, aprendí a disfrutar de todo lo que Dios me dio, aprendí a ser yo. Me demostré a mí mismo y a la gente que se puede, que no hay que aislarse o tener vergüenza. Solo hay que tener fuerza de voluntad, entusiasmo, amor para hacerlo y sobretodo muchas ganas.

Gracias a Dios sigo haciendo lo de todos los días, caminar con mi familia por todos lados, con mucho orgullo y dándole una enseñanza de vida a mis hijos que los amo y me aman.

Hay algo que aprender. Lo primero que uno aprende es a vivir con el dolor, tal vez la frase suene dura pero es aprender a vivir de nuevo, a seguir sonriendo, amar a los demás, amarse uno, valorar los verdaderos problemas y no hacerse problema por las tonterías, a no derrumbarse, sino al contrario, todo lo lindo que podamos hacer ayudar a los demás, darle fuerza a quienes lo necesitan.

La vida es una enseñanza, aprendamos lo más lindo, lo que nos llena de alegría y bienestar. Soy súper feliz, no podría pedirle a Dios nada más, todo lo que me dio y lo que me sigue dando es hermoso, y me sigue dando fuerza del día a día: la fuerza de amar y ayudar.

Yo pienso competir hasta que el cuerpo me dé. En el 2009 salí campeón provincial de CuadCross y se lo dediqué a Gerardo Angarami, Mónica Sibila, Don Samaria, Jorge Angarami y a toda la gente del Grupo Ortopedia Alemana.

El cuatriciclo es mi gimnasio, es lo que me mantiene activo y en forma. Y además dos de mis hijos empiezan este año a correr y yo, soy su profe!

Un fuerte abrazo, gracias a Grupo Ortopedia Alemana, mi segunda casa.

MARCOS BIANCONI

Gustavo Villarreal

Gustavo Villareal es un nadador de 49 años que perdió parte de una de sus piernas a los 28 años en un accidente de moto. Su pasión por las motos lo había incentivado para prepararse como mecánico y hasta tenía su propio taller. Él era muy joven cuando, en 1982, un trágico accidente lo dejó internado más de 45 días en terapia intensiva y le hizo perder parte de la pierna izquierda.

Seguir Leyendo... A partir de entonces, entre la invalidez que sufrió y algunos problemas personales, cayó en una profunda depresión que lo llevo al mundo de las adicciones y el alcohol. Durante más de 10 años, el nadador perdió el rumbo y no sabía qué hacer con su vida. Por iniciativa propia, se internó en un centro de rehabilitación y, con la ayuda incondicional de su esposa Claudia, pudo salir adelante.

Dejó de fumar y ahí sintió la necesidad de volver a practicar algún deporte. Su hermano le dijo “¿Por qué no nadas?”. Tomó ese consejo y hace más de seis años que la natación es casi todo para él.

Gustavo aprendió a nadar de chico, pero después del accidente tuvo que aprender de nuevo. Tan bien lo hizo que actualmente nada en el circuito máster de piletas y en aguas abiertas. Dice: “La natación es el único deporte en el que me encuentro bien. Y, aunque me costó mucho poder acomodar mi cuerpo, me ayudó a cambiar de vida”.

Es cierto que nadar no es una tarea sencilla y sobre todo si se hace en aguas abiertas. Sin embargo, hay personas en cuyos diccionarios no existe la palabra “imposible”. Ese es el caso de Gustavo a quien le sobra entusiasmo y fuerza de voluntad.

Él llegó a Ortopedia Alemana después de haber sido mal atendido en varias ortopedias durante más de 20 años. “Me siento bien y la energía que hay ahí dentro no se ve en otro lugar, además del profesionalismo y compromiso con la atención a los pacientes”.

Y si se trata de dar aliento, Gustavo sabe que decir: “Nunca hay que bajar los brazos, con amor, ganas y dedicación todo se puede”.

http://villarrealgustavo.blogspot.com/